sábado, 24 de diciembre de 2016

Bioética. El cerebro y el yo, la conciencia (2).



1 Bioética. El cerebro y el yo, la conciencia (2). Hay funciones son irreductibles a la materia aunque, en el caso del hombre, sean inseparables de ella. El pensamiento es inmaterial, meta-neuronal. Las neuronas no piensan, piensa la persona. Las neuronas no quieren, quiere la persona. Las neuronas no sienten, siente la persona. Las neuronas no están conscientes, está consciente la persona. Cfr. El cerebro y su yo (y II) ¿Por qué un ser consciente de sí mismo? María Gudín, Aceprensa, 23 Febrero 2011 Uno de los problemas más llamativos que plantea la vida es el funcionamiento aunado de los distintos componentes del ser vivo: lo que podríamos llamar principio de unificación. Los clásicos han afirmado que en todos los seres vivos existe un principio de unificación que denominaron ánima: los seres vivos son seres animados porque poseen ese principio de unificación, el alma. Damasio repite en varias ocasiones que en el ser consciente no se precisa ningún mecanismo de unificación extramaterial. La coordinación entre los diversos sistemas, según Damasio, no la genera un misterioso agente externo sino más bien una serie de factores naturales como el orden de introducción en la mente y el valor acordado de esos contenidos. ¿Pero qué es lo que da el valor a los contenidos de conciencia? Para Damasio, el valor de un contenido de conciencia se produce automáticamente a través de marcadores biológicos que proporciona el cerebro al introducir el dato. Esos marcadores biológicos se producen también a través de sistemas de valores que se han conseguido con el aprendizaje. Según el orden en el que hemos insertado en el cerebro un determinado dato y según el valor que le hayamos dado al introducirlo, así se organiza el pensamiento. Esta postura es un tanto pobre y mecanicista. Para Damasio, los coordinadores del sistema de consciencia parecen radicar en ciertas áreas del cerebro, fundamentalmente el tálamo y la corteza postero-medial. o Las neuronas no piensan Damasio expone un sistema de coordinación, que es físico y constituye una parte más del cerebro. Niega así la existencia de un principio de coordinación de tipo extramaterial; por lo tanto, de sus afirmaciones parece deducirse una oposición clara a la existencia de una realidad transcendente en el ser humano. Damasio, explícitamente, rechaza el dualismo mente-cerebro, e implícitamente, la existencia de una dualidad alma y cuerpo. Sin embargo, frente a la postura de Damasio y otros neurólogos biologicistas, para una recta interpretación de lo que es el hombre, es fundamental sostener que el alma no es un elemento inmaterial que haya de unirse a un cuerpo sino que el cuerpo sin el alma no es tal cuerpo, porque no llega a constituirse y estar organizado como tal. Como el alma humana es espiritual, puede realizar funciones y actividades completamente ajenas a la materia, tales como superar el tiempo, sentir, querer, amar, realizar creaciones artísticas. Todas estas funciones son irreductibles a la materia aunque, en el caso del hombre, sean inseparables de ella. El pensamiento es inmaterial, meta-neuronal. Las neuronas no piensan, piensa la persona. Las neuronas no quieren, quiere la persona. Las neuronas no sienten, siente la persona. Las neuronas no están conscientes, está consciente la persona. Damasio quiere explicar cómo el cerebro construye una mente y cómo hace que esa mente sea consciente 2 o Los mecanismos inconscientes Por otro lado, y de modo muy interesante, Damasio no niega la voluntad. Ni niega tampoco la responsabilidad personal. En Y el cerebro creó al hombre se delimita muy bien el papel del inconsciente en la conducta humana. “Si en la manera en la que llevamos a cabo nuestros actos influyen factores inconscientes, que nuestro razonamiento consciente desconoce, entonces cabe poner en tela de juicio que seamos realmente responsables de nuestros actos”. Sin embargo, afirma: “La situación es menos problemática de lo que podría parecer a tenor de reacciones superficiales”. Según Damasio, sí existe el control voluntario de las acciones humanas. Ese control es en parte consciente y en parte inconsciente, uno afecta al otro. El control inconsciente puede ser modificado por el consciente, sobre todo a través de la educación y el aprendizaje. En la infancia y la adolescencia se crea gran parte del control sobre el inconsciente. Con una clara lucidez, Damasio afirma que la consciencia no se deprecia porque existan procesos inconscientes, sino que amplía su campo de acción. Es el caso de los atletas y músicos, que gracias a la elaboración de patrones de conducta inconscientes consiguen metas más altas de superación. Si un músico tuviera que realizar conscientemente todas las acciones para tocar un violín, no lo tocaría bien, no podría centrarse en la melodía o en la armonía. Igualmente ocurre en otros muchos aspectos de la vida humana. En este mismo sentido, Damasio explica la moralidad como habilidades adquiridas: “Los comportamientos morales son un conjunto de habilidades adquiridas a lo largo de infinitas sesiones prácticas en un extenso período de tiempo que se rigen por razones y principios articulados conscientemente, aunque, cuando no es así su naturaleza se halla insertada muy profundamente en el inconsciente cognitivo”. Para Damasio, la deliberación consciente es un rasgo capital en el ser humano. No podríamos llevar la vida que llevamos sin una deliberación consciente. Damasio define acertadamente: “La deliberación consciente bajo la dirección de un poderoso sí mismo, construido sobre una autobiografía organizada y una identidad definida es una consecuencia fundamental de la conciencia”. Lo que podría interpretarse como que la inteligencia humana, bajo la dirección de la voluntad libre, constituye al ser humano como un proyecto de vida organizado que se demuestra en un ser coherente y de identidad definida. Visto así, el ser humano, el hecho que Damasio y otros investigadores lo reduzcan a conexiones neuronales, entra más dentro del campo de las propias creencias personales y de un prejuicio materialista, que de un pensamiento racional e inteligente. o Más allá de lo físico Excluyendo algunas expresiones de tipo reduccionista, el libro del profesor Damasio muestra con claridad los grandes hallazgos que se han producido en las últimas décadas sobre la comprensión de los mecanismos biológicos de la conciencia humana. Sin embargo, en algunas afirmaciones el libro parte de presupuestos materialistas, reduccionistas y evolucionistas a ultranza. Para Damasio, la espiritualidad no existe, no es más que una expresión de mecanismos neuronales. El fenómeno religioso y moral no es más que un método consolador que el ser humano ha desarrollado para poder explicar lo que no podía ser entendido en otras épocas. El evolucionismo que postula es demasiado rígido. Por ejemplo, Damasio habla de una evolución del lenguaje animal al humano. Actualmente, se sabe que no hay una evolución en el lenguaje humano. Se podría pensar que si el hombre es fruto únicamente de la evolución, el lenguaje humano podría tener algún precursor en el lenguaje de los animales. Sin embargo, los sistemas de comunicación del lenguaje Para Damasio, la espiritualidad no existe, no es más que una expresión de mecanismos neuronales 3 no humano son sorprendentemente diferentes del lenguaje humano. No hay ni una insinuación del sistema de combinaciones infinitas y diferenciadas del lenguaje humano (1). Damasio define bien cómo se producen los procesos mentales, pero unas veces yerra al explicar el porqué, y otras evita definirse con claridad, Además, dada la gran complejidad de mecanismos neuronales y estructuras cerebrales, el libro puede resultar difícil para el profano, que puede quedar deslumbrado ante tanto dato científico, sin darse quizá cuenta el error de fondo que plantea el libro. Frente a todos estos fallos, la visión dinámica y realista del cerebro humano, su fuerte conexión con el cuerpo y la realidad externa, es algo que nos permite entender al hombre como un ser altamente cualificado, capaz de modificarse a sí mismo y a su entorno. La única explicación plausible de lo que propone Damasio, del porqué del ser humano, está más allá de lo físico. Hace pocos años, el premio Nobel Sydney Brenner, en una conferencia en la Fundación Juan March exponía: “Creo que las ciencias biológicas han entrado en una nueva fase en su desarrollo. Sabemos que tenemos un inmenso poder que nos permite hacer descripciones completas acerca de cualquier cosa del mundo de los seres vivos, podemos obtener la secuencia de los genes de cualquier ser que ande, vuele o nade pero, por supuesto, no entendemos nada (…) De manera que, a mi entender, el gran problema al que se enfrenta la Biología del siglo XXI es, de hecho, cómo convertir la información en conocimiento; porque conocimiento y comprensión no son la misma cosa” (2). El libro de Danasio aporta mucha información, alguna de ella sesgada, otra incompleta, o llena de prejuicios. De la información al conocimiento, como afirma Brenner, hay un paso cualitativo que Damasio no ha dado, o no se ha atrevido a dar. María Gudín es neurólogo. __________________________ Notas (1) Eric Kandel. Principles of Neural Science. Ed. Mc Graw Hill, 2000. (2) Boletín de la Fundación Juan March (mayo 2003), p. 36. Artículos relacionados • El cerebro y su yo (I) María Gudín (23 Febrero 11) www.parroquiasantamonica.com

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