miércoles, 7 de diciembre de 2016

Una cultura del amor (12).


Una cultura del amor (12). La dignidad de la mujer: portadora de amor, maestra de misericordia, constructora de paz, comunicadora de calor y de humanidad a un mundo que con frecuencia juzga el valor de la persona con fríos criterios de explotación y de provecho. Cfr. Benedicto XVI, Homilía en la misa en el estadio de Ammán (Jordania), 10 de mayo de 2009 4º Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor. Hechos 4, 8-12; 1 Juan 3, 1-2; Juan 10, 11-18. Fuente: Zenit.org - [Traducción de Jesús Colina] - [© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana] (…) o La mujer como portadora de amor, maestra de misericordia y constructora de paz, comunicadora de calor y humanidad a un mundo que con frecuencia juzga el valor de la persona con fríos criterios de explotación y provecho. Un aspecto importante de nuestra reflexión en este Año de la Familia ha sido la particular dignidad, vocación y misión de las mujeres en el plan de Dios. ¡Cuánto debe la Iglesia en estas tierras al testimonio de fe y amor de innumerables madres cristianas, hermanas, maestras y enfermeras, a todas esas mujeres que de maneras diferentes han dedicado su vida a construir la paz y a promover el amor! Desde las primeras páginas de la Biblia, vemos cómo hombre y mujer, creados a imagen de Dios, están llamados a completarse el uno con el otro como administradores de los dones de Dios y como sus colaboradores en comunicar el don de la vida, sea la física como la espiritual, a nuestro mundo. Desafortunadamente, esta dignidad y misión donadas por Dios a las mujeres no siempre han sido suficientemente comprendidas y estimadas. La Iglesia, y la sociedad en su conjunto, han llegado a darse cuenta de la urgencia con la que necesitamos eso que mi predecesor, el Papa Juan Pablo II, llamaba "el carisma profético" de las mujeres (cf. Mulieris dignitatem, 29) como portadoras de amor, maestras de misericordia y constructoras de paz, comunicadoras de calor y humanidad a un mundo que con frecuencia juzga el valor de la persona con fríos criterios de explotación y provecho. Con su testimonio público de respeto por las mujeres y con su defensa de la connatural dignidad de cada persona humana, la Iglesia en Tierra Santa puede dar una importante contribución al desarrollo de una cultura de verdadera humanidad y a la construcción de una civilización del amor. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana

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