jueves, 19 de enero de 2017

Aborto. El pasado 5 de mayo (2012), la revista Ginecología y Obstetricia de México publicó un artículo elaborado por investigadores chilenos, que denunciaba la falta de rigor científico de un informe del Guttmacher Institute sobre la incidencia del aborto en Colombia. Según estos investigadores, las abultadas y cuestionables cifras de dicho informe, sin duda alarman a la opinión pública, quizá facilitando o favoreciendo unívocamente a una agenda ideológica que busca la despenalización del aborto, apelando a la magnitud del mismo cuando es ilegal.



1 Aborto. El pasado 5 de mayo (2012), la revista Ginecología y Obstetricia de México publicó un artículo elaborado por investigadores chilenos, que denunciaba la falta de rigor científico de un informe del Guttmacher Institute sobre la incidencia del aborto en Colombia. Según estos investigadores, las abultadas y cuestionables cifras de dicho informe, sin duda alarman a la opinión pública, quizá facilitando o favoreciendo unívocamente a una agenda ideológica que busca la despenalización del aborto, apelando a la magnitud del mismo cuando es ilegal. La sobrestimación del aborto como estrategia Fernando Rodriguez-Borlado – Aceprensa – 13 de junio de 2012 El pasado 5 de mayo, la revista Ginecología y Obstetricia de México publicó un artículo elaborado por investigadores chilenos, que denunciaba la falta de rigor científico de un informe del Guttmacher Institute sobre la incidencia del aborto en Colombia. Científicos chilenos desmienten la estimación de 400.000 abortos clandestinos en Colombia, hecha por el Guttmacher Institute. El Guttmacher Institute (GI) es una institución nacida en el seno de Planned Parenthood y que comparte en lo sustancial su perspectiva sobre la “planificación familiar” (incluida la liberalización del aborto). El GI elabora periódicamente informes sobre asuntos relacionados con la fecundidad, la contracepción y el aborto en el mundo. Ha ido adquiriendo fuerza como lobby, y hoy es uno de los colaboradores oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en materia de salud reproductiva. El pasado 5 de mayo, la revista Ginecología y Obstetricia de México publicó un artículo (1) elaborado por investigadores chilenos, que denunciaba la falta de rigor científico de un informe del GI sobre la incidencia del aborto en Colombia. No es la primera vez que el GI es blanco de esta acusación; de hecho, el mismo artículo comenta otros ejemplos de “mediciones exageradas” en estudios sobre algunos países latinoamericanos llevados a cabo por esta institución. Según los autores del artículo, “las abultadas y cuestionables cifras de dichos informes, sin duda alarman a la opinión pública, quizá facilitando o favoreciendo unívocamente a una agenda ideológica que busca la despenalización del aborto, apelando a la magnitud del mismo cuando es ilegal”. El argumento de que con políticas más restrictivas aumentan los abortos, así como el riesgo para la salud de las madres, es uno de los más empleados por las organizaciones pro-choice. Según denuncian los investigadores chilenos, en el informe del GI sobre Colombia, los datos sobre el número total de abortos y de hospitalizaciones debidas a los abortos clandestinos están sacados únicamente de dos encuestas de opinión, claramente subjetivas y de nulo valor científico. Ni siquiera los considerarían válidos para un estudio sobre la percepción del aborto, pues el número de personas encuestadas es muy reducido y no representa a la sociedad colombiana en su conjunto, ni tampoco a la comunidad médica del país. Los científicos chilenos que critican el informe del GI elaboran sus propias mediciones sobre el aborto en Colombia basándose, según dicen, en criterios ampliamente respaldados en epidemiología, aunque sin dejar de señalar los límites que comporta la medición de una práctica clandestina. Hay consenso científico en que los nacidos vivos representan el 66% de todas las concepciones viables; a su vez, los abortos espontáneos clínicos (que requieren atención médica) son el 8% de las concepciones viables Así, es posible estimar el número de pérdidas espontáneas para un número de nacidos vivos observados. 2 Según estos cálculos –que los científicos chilenos consideran estandarizados en el ámbito epidemiológico, y mucho más objetivos que unas simples encuestas de opinión–, el informe del GI ha sobrestimado en nueve veces el número de hospitalizaciones derivadas de abortos inducidos en Colombia. Algo parecido ocurre con los abortos. El GI estima que la cifra supera los 400.000 por año, 18 veces más que la calculada por los científicos chilenos (21.978), que utilizan como modelo las poblaciones española y chilena. Las estimaciones del GI, señalan los autores, no obedecen a ningún baremo científico, y están siendo utilizadas especialmente en Latinoamérica para generar un clima de opinión favorable a la despenalización del aborto. Los autores recuerdan, por ejemplo, el caso de la ciudad de México, donde “no existió evidencia científica que apoyara las razones esgrimidas para la despenalización”. _____________________________ Notas (1) Sobrestimación del aborto inducido en Colombia y otros países latinoamericanos. Volumen 80, núm. 5, mayo 2012. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana

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