miércoles, 8 de marzo de 2017

La conciencia y el conformismo. A veces malvendemos la conciencia por la llamada de una Sirena, por la ilusión de una propuesta, y renunciamos a la dignidad del alma.




La conciencia y el conformismo. A veces malvendemos la conciencia por la llamada de una Sirena, por la ilusión de una propuesta, y renunciamos a la dignidad del alma. Cfr. El alma no os la doy Gianfranco Ravasi, Avvenire 8 de febrero de 2005 “Áquel un brazo, este otro una pierna, una oreja, la espalda, y éste, un ojo. Estamos recogiendo todas las partes del cuerpo”. “¿Y tú que tienes?” Me examinó atentamente, yo estaba desnudo. “¿Tú que cosa nos das? ¿El alma?” “No – le dije – el alma no te la doy”. Esta parábola surrealista por desgracia es consecuencia de una experiencia dramática, genuina. Es la de Varlam Shalamov, escritor ruso, deportado en la mineras de oro de Siberia ( sus Cuentos de Kolyma 1 describen este hecho), que después fue internado en una cárcel e más tarde en un manicomio, donde morirá en 1982, a 75 años. Ante el torturador estalinista que le pide el alma, Shalamov opone un neto y absoluto rechazo: está preparado para dar un órgano y hasta el cuerpo entero, pero no cederá su interioridad, intransitable para toda dictadura, indisponible para toda tortura. Es un testimonio ejemplar que hemos querido reservar para el inicio de la cuaresma, el tiempo de la seriedad, del alma, de la dignidad espiritual y moral reconquistada. «Me habéis robado la tierra, el caballo, la mujer. Pero no conseguiréis jamás robarme el alma». La frase que Toro Sentado dirigió a los invasores blancos de su tierra va en la misma línea de la del escritor ruso y es un aviso severo para nosotros. Frecuentemente, en efecto, estamos preparados para intercambiar el alma por un triunfo, una posesión, un placer. ¡Si por lo menos estuviésemos preparados para enajenar nuestro espíritu por un segundo de eternidad como hace el Faust de Goethe! No, malvendemos la conciencia para obtener a cambio realidades más bien modestas; no sufrimos torturas como las de las víctimas de la opresión - que incluso permanecen inquebrantables – sino que es suficiente la llamada de una Sirena, la ilusión de una propuesta, para que renunciemos a la dignidad del alma, a su libertad, a su pureza, a su decoro, a sus valores. www.parroquiasantamonica.com 1 Kolyma es una desolada región pantanosa y con abundantes hielos, en el límite extremo nororiental de Siberia. El verano dura poco más de un mes, y el resto es invierno, con una temperatura que puede llegar a sesenta grados bajo cero. Al final de los años veinte del siglo pasado, fueron deportados allí algunos millones de personas. Shalamov llegó allí en 1937 y estuvo hasta 1953.

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