miércoles, 12 de abril de 2017

Demografía y familia (2011). El declive demográfico en Italia y España. El último informe demográfico del INE. Se hace urgente asegurar que el problema demográfico no se reduzca a una mera cuestión de recursos económicos, de opciones eficientes bajo ciertas condiciones, y así sucesivamente. Más bien debe ser planteado a partir de la reconsideración del papel de la familia como mediador fundamental de las decisiones individuales que inciden en el bien de toda la comunidad



1 Demografía y familia (2011). El declive demográfico en Italia y España. El último informe demográfico del INE. Se hace urgente asegurar que el problema demográfico no se reduzca a una mera cuestión de recursos económicos, de opciones eficientes bajo ciertas condiciones, y así sucesivamente. Más bien debe ser planteado a partir de la reconsideración del papel de la familia como mediador fundamental de las decisiones individuales que inciden en el bien de toda la comunidad Cfr. Declive demográfico en Italia y España Salvador Bernal, Aceprensa, 18.OCT.2011 El último informe demográfico del INE confirma que la natalidad en España no podrá recuperarse –salvo importantes cambios de tendencia– con la inmigración. Por esto, se estima que la población total decrecerá un 1,2% en los próximos diez años: además de la falta de nacimientos, a partir de 2019 será mayor el número de defunciones, y el saldo migratorio seguirá siendo negativo. España superó los 40 millones de habitantes a comienzos del milenio. El continuado periodo de crecimiento le llevó a alcanzar más de 46 millones en 2011 (aunque con menos 34.000 respecto de 2010). Pero el INE piensa que en 2021 la población bajará a 45,6 millones: habría 396.417 nacimientos, un 18,1% menos que en 2010. El descenso de los nacimientos vendría determinado, sobre todo, por el hecho de encontrarse en edades fértiles aquellas generaciones de mujeres menos numerosas que nacieron durante la crisis de natalidad de los años 80 y primeros de los 90. o Italia: un informe con propuestas Los datos siguen una tendencia bastante similar a la de Italia. Según datos del ISTAT, en 2010 nacieron 561.944 niños, 150 mil menos de los necesarios para garantizar el mantenimiento de la población, dentro de una tasa de fertilidad en torno a 1,4 hijos por mujer, semejante a la española. No se puede olvidar que Italia superó los 60 millones de habitantes a finales de 2008, a pesar de que desde 1960 comenzó a cambiar el ritmo de crecimiento. El importante descenso de la tasa de mortalidad fue acompañado de una considerable disminución de la natalidad. Como se ha escrito, Italia pasó de ser una de las mayores reservas de mano de obra de Europa y América, a convertirse en destino de inmigrantes del tercer mundo. La diferencia con España es la toma de conciencia de la situación por parte de la sociedad y, en concreto, también de la Conferencia Episcopal Italiana, dentro del “Proyecto Cultural de la CEI”, que dirige el cardenal Camillo Ruini, antiguo vicario del Papa para Roma. Acaba de publicar un "informe-propuesta" sobre cómo hacer frente al descenso de la natalidad, elaborado por especialistas de las diversas disciplinas científicas implicadas. 2 Ese informe se divide en tres partes: la primera analiza la dinámica de los fenómenos demográficos y de las transformaciones estructurales de la población y de las familias; la segunda parte reflexiona sobre sus causas y las consecuencias de orden económico y socio-cultural; y la tercera abre camino al difícil campo de las propuestas. El objetivo es intentar dar la vuelta a la situación actual; el informe subraya el papel central de la familia y, sobre todo, la necesidad de una mayor toma de conciencia del “profundo significado simbólico-cultural vinculado al nacimiento de nuevas vidas”: “todo niño que nace es un signo de esperanza, de confianza respecto del mundo y de la vida". o Un clima cultural propicio a la familia Los autores señalan que hace falta un nuevo clima cultural para potenciar acciones que, de una parte, eliminen o atenúen los efectos negativos de la actual tendencia, y, de otra, den soporte a las libres decisiones y comportamientos individuales dirigidos a garantizar el equilibrio social en el país. Se debería prestar especial atención a instituciones, como la familia, que se prodigan desde siempre para activar la transmisión de recursos –materiales, relacionales, morales– entre las generaciones. El informe documenta los cambios sociales y jurídicos, y muestra la necesidad de replantear criterios en materia de aborto y contracepción, así como de lanzar nuevas iniciativas en estilos de vida y educación sanitaria en clave preventiva. Por lo demás, la inmigración parece sólo una solución temporal a la escasez de nacimientos o a la falta de mano de obra. Como escribe Gian Carlo Blangiardo en Avvenire (5-10-2011), se debe reconocer que, al menos en Italia, “la clave de bóveda de los procesos demográficos sigue siendo en gran medida la familia; es en la familia (guste o no) donde se decide el futuro demográfico del país. Por tanto, se hace urgente asegurar que el problema demográfico no se reduzca a una mera cuestión de recursos económicos, de opciones eficientes bajo ciertas condiciones, y así sucesivamente. Más bien debe ser planteado a partir de la reconsideración del papel de la familia como mediador fundamental de las decisiones individuales que inciden en el bien de toda la comunidad”. Como se ha hecho en otros lugares, es importante diseñar y dar fuerza a planes integrales para la familia, lógicamente en términos de subsidiariedad, sin dirigismos inútiles y quizá injustos. El Informe presentado por la CEI se detiene en grandes pilares: política fiscal equitativa; conciliación de trabajo y familia, políticas de vivienda a medida de las familias. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana

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