domingo, 21 de mayo de 2017

Familia. La natalidad en la Unión Europea. El matrimonio y otras formas de vida en pareja. Conclusiones de un estudio de France Prioux, Magali Mazuy y Magali Barbieri publicado en la revista Population del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED). Se constata que “el matrimonio es más tardío y menos frecuente”, y que se desarrollan otras formas de vida en pareja o en solitario: unión libre, pacto civil de solidaridad (PACS), celibato, familias monoparentales, familias recompuestas...



1 Familia. La natalidad en la Unión Europea. El matrimonio y otras formas de vida en pareja. Conclusiones de un estudio de France Prioux, Magali Mazuy y Magali Barbieri publicado en la revista Population del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED). Se constata que “el matrimonio es más tardío y menos frecuente”, y que se desarrollan otras formas de vida en pareja o en solitario: unión libre, pacto civil de solidaridad (PACS), celibato, familias monoparentales, familias recompuestas... Cfr. Francia: El aumento de rupturas hace que más adultos no vivan en pareja. Aceprensa, 18 enero 2011 Francia junto con Irlanda está a la cabeza de la natalidad en la Unión Europea, con una tasa de fecundidad de 2,01 hijos por mujer en 2010, según los datos que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INSEE). Mientras que la media europea es de 1,6, y los países del sur están en torno al 1,4, y los de Europa Central todavía peor, Francia, Irlanda y los países nórdicos mantienen una natalidad relativamente alta. Con 802.000 bebés nacidos en 2010, la población francesa supera por primera vez los 65 millones de habitantes. Francia es el segundo país más poblado de Europa, tras Alemania (81,8 millones), cuya población decrece. La edad media de la primera maternidad sigue subiendo, y se sitúa ya en los 30 años. Pero varía según el nivel de estudios de la madre: en 2008 era 25,3 años en las mujeres sin título, 28,3 años para las de nivel de bachillerato y 30 años para las de título universitario. A más estudios, se retrasa tanto el matrimonio como la maternidad. o El efecto título Según los datos del INSEE, el aumento de la fecundidad en 2010 se debe esencialmente a las mujeres de más de 30 años, y sobre todo a las de más de 35. Pero aquí se nota el “efecto título”: en 2008, las francesas sin estudios tenían una tasa de 2,5 hijos por mujer, contra un 1,8 para las de título de bachillerato o superior. Entre las mujeres sin hijos –un 13% de las generaciones nacidas en los años 60–, las mujeres con título universitario están sobrerrepresentadas. El aumento de la población (358.000 habitantes más en 2010) se debe en su mayor parte al exceso de nacimientos sobre muertes (283.000) y mucho menos al saldo migratorio (75.000). La idea de que la buena marcha de la fecundidad francesa se debe sobre todo a la inmigración no se ve confirmada por los datos. En 2008, la tasa de fecundidad, que era de 1,79 para las mujeres nacidas en Francia, aumentaba hasta 1,86 con la aportación de las nacidas en el extranjero o en los territorios de ultramar. o Su influencia es, pues, positiva, pero no determinante. El título universitario abre muchas puertas a las mujeres, pero no precisamente las del matrimonio. En Francia las universitarias se casan más tarde, tienen su primer hijo con mayor edad y también es más probable que no tengan hijos y vivan solas, en comparación con las de menos estudios. Esta es una de las conclusiones de un estudio de France Prioux, Magali Mazuy y Magali Barbieri publicado en la revista Population del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED). El estudio constata que “el matrimonio es más tardío y menos frecuente”, y que se desarrollan otras formas de vida en pareja o en solitario: unión libre, pacto civil de solidaridad (PACS), celibato, familias monoparentales, familias recompuestas... Si bien la constitución de parejas es más frecuente, las rupturas son aún más habituales, por lo que los adultos de 25 a 65 años –hombres o mujeres– viven solos en mayor proporción que antes. Da la impresión de que la mera cohabitación no contribuye a afianzar el compromiso. De 1999 a 2006, han ido en aumento los hogares unipersonales, si bien esta regla no se aplica por igual a ambos sexos: el título universitario tiende a En natalidad Francia sigue siendo la campeona de la Unión Europea, con una tasa de fecundidad de 2,01 hijos por mujer El título universitario tiende a favorecer a los hombres en el mercado matrimonial, mientras que entre las mujeres estimula el celibato 2 favorecer a los hombres en el mercado matrimonial, mientras que entre las mujeres hace más probable no casarse. El matrimonio sigue declinando. En 2010 se celebraron 249.000, lo que supone una tasa de 4 por 1.000 habitantes, cuando en los años setenta era el doble. “El estado del hombre casado y, más aún, el de la mujer casada son claramente menos universales en las generaciones recientes”, señala el estudio. Y, cuando llega, el matrimonio es más tardío: la edad media del matrimonio, que en los años ochenta era 25 años para los hombres y 23 para las mujeres, ha pasado a 31,7 años para los hombres y cerca de 30 para las mujeres. Tener hijos tampoco va unido ya al compromiso matrimonial. En 2010, el 54,8% de los nacimientos se produjeron fuera del matrimonio. o Tres PACS por cuatro matrimonios En cambio, esa especie de vínculo sin compromiso que es el PACS creado en 1999 ha tenido un éxito inesperado. Aunque al principio se vio como un modo de dar una solución jurídica a parejas homosexuales, la realidad es que se ha convertido en un sucedáneo del matrimonio. Hoy se constituyen tres PACS por cada cuatro matrimonios. En 2010 se establecieron 185.000 uniones de este tipo, el 95% de ellas entre un hombre y una mujer. Con el PACS una pareja puede hacer declaración fiscal conjunta, en caso de fallecimiento el superviviente está exento del impuesto de sucesiones y puede seguir utilizando el domicilio común, se beneficia de las prestaciones sociales del compañero, obtienen permiso de residencia para extranjeros, y asumen solidariamente las deudas contraídas para el sostenimiento familiar. Se deben ayuda material y asistencia recíproca, pero no fidelidad; pueden reconocer a los hijos comunes, pero no adoptar conjuntamente. Para establecer un PACS basta una inscripción en el juzgado, y para disolverlo es suficiente una declaración de voluntad, unilateral o conjunta. Es decir, casi todas las ventajas del matrimonio y pocos compromisos. Así que cada vez más franceses optan por esta fórmula, quizá porque están escaldados de su experiencia familiar. “Somos la generación de los padres divorciados”, confiesa uno de los que han suscrito un PACS. La mayor frecuencia de las rupturas, matrimoniales o no, ha dado lugar al aumento de familias monoparentales, por lo general a cargo de mujeres. También aquí, por debajo de los 45 años, a menos nivel de estudios, más frecuente es la familia monoparental. Artículos relacionados • Europa: Las políticas familiares sí influyen (14 Septiembre 10) • Diez años de “pacs” en Francia Salvador Bernal (13 Noviembre 09) www.parroquiasantamonica.com

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