viernes, 12 de mayo de 2017

Familia. Los hijos colgados en la red. A los padres: el problema de los hijos cuando “se suben” a sí mismos: sus perfiles, sus fotos, sus vídeos, sus datos personales, porque, entonces, pueden quedar irremisiblemente “colgados” en la red. ¿Y qué pasa cuando uno está colgado? Simplemente que no puede moverse porque no hace pie. Si nuestros hijos quedan colgados en la red, serán marionetas que irán de aquí para allá al albur de los usuarios, estarán en todos los sitios porque habrán dejado de pisar el suelo. Y si nos quejamos a las autoridades, seguramente nos responderán a lo Poncio Pilato: “Lo colgado, colgado está”. Las subidas a la red son vuelos sin retorno, colgar según qué cosas pueden dejar a nuestros hijos colgados sin posibilidad de desandar el camino. El resultado es que cuatro de cada diez menores sufren ciberacoso porque tienen su vida entera y su intimidad colgadas en las redes sociales.



1 Familia. Los hijos colgados en la red. A los padres: el problema de los hijos cuando “se suben” a sí mismos: sus perfiles, sus fotos, sus vídeos, sus datos personales, porque, entonces, pueden quedar irremisiblemente “colgados” en la red. ¿Y qué pasa cuando uno está colgado? Simplemente que no puede moverse porque no hace pie. Si nuestros hijos quedan colgados en la red, serán marionetas que irán de aquí para allá al albur de los usuarios, estarán en todos los sitios porque habrán dejado de pisar el suelo. Y si nos quejamos a las autoridades, seguramente nos responderán a lo Poncio Pilato: “Lo colgado, colgado está”. Las subidas a la red son vuelos sin retorno, colgar según qué cosas pueden dejar a nuestros hijos colgados sin posibilidad de desandar el camino. El resultado es que cuatro de cada diez menores sufren ciberacoso porque tienen su vida entera y su intimidad colgadas en las redes sociales. Publicado el 02/12/2013 por blogfamiliaactual El riesgo de “subir” es que te puedes quedar “colgado”. Ambos conceptos son netamente Tics, si así puede decirse. En el argot de Internet “se suben” canciones o vídeos y “se cuelgan” fotos o perfiles. El problema es cuando nuestros hijos “se suben” a sí mismos: sus perfiles, sus fotos, sus vídeos, sus datos personales, porque, entonces, pueden quedar irremisiblemente “colgados” en la red. ¿Y qué pasa cuando uno está colgado? Simplemente que no puede moverse porque no hace pie. Puede agitar las piernas todo lo que quiera, pero sólo dará pasos en el aire como si estuviera pedaleando en una bici imaginaria. Si nuestros hijos quedan colgados en la red, serán marionetas que irán de aquí para allá al albur de los usuarios, estarán en todos los sitios porque habrán dejado de pisar el suelo. Y si nos quejamos a las autoridades, seguramente nos responderán a lo Poncio Pilato: “Lo colgado, colgado está”. Las subidas a la red son vuelos sin retorno, colgar según qué cosas pueden dejar a nuestros hijos colgados sin posibilidad de desandar el camino. El resultado es que cuatro de cada diez menores sufren ciberacoso porque tienen su vida entera y su intimidad colgadas en las redes sociales. Muchos de ellos se convertirán a su vez en acosadores y algunos acabarán suicidándose. Esta situación, tan preocupante desde el punto de vista educativo, psicológico, social y legal, ha motivado la I Jornada de la Fundación Legálitas: Protección de los menores ante las tecnologías de la información y comunicación, llevada a cabo hace unos días en el Colegio de Abogados de 2 Madrid. La propia Fundación ha colgado en Internet un vídeo resumen con las intervenciones de psiquiatras, educadores y juristas (ver). Entre las ideas que surgieron en esa Jornada nos quedamos con tres propuestas: - Concienciar a los menores de que tener sus vidas y su intimidad colgadas en Internet puede conllevar un grave peligro: “que no hablen de sexo –recomienda el capitán de la Guardia Civil, Carlos Igual–, que bloqueen automáticamente a quien les hable de sexo y que no manden jamás sus fotos desnudos”. - No se trata de prohibirles el uso de las nuevas tecnologías, sería como poner puertas al campo. Ahora ya no basta con tener el ordenador a la vista, porque nuestros hijos llevan siempre Internet en el bolsillo. La clave, como propuso Vicente Peláez, director del Servicio de Orientación Jurídica del Menor de Madrid, es educar, formar e informar a todas las personas implicadas. - Lo más decisivo es la formación y la información de los padres, que conozcan lo que deben y no deben hacer los hijos en las redes sociales, porque ellos son los primeros educadores. Aunque eso solo no basta: Guillermo Cánovas, presidente de Protégeles y Luis Carbonell, presidente de Concapa, pidieron una mayor formación del profesorado para que desde la escuela se fomente un uso correcto de las Tic. Muchas veces los padres dormimos tranquilos porque nuestro hijo o hija no hace botellón junto a cientos de chicos y chicas de su edad, sino que se queda en casa, encerrado en su habitación; sin embargo, no nos preocupamos por el “botellón electrónico” que puede tener montado en su dormitorio, desde donde está en contacto con millones de personas de todo el mundo. Como padres, no podemos mirar a otro lado y dejar a nuestros hijos “colgados en la red”. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana

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