miércoles, 10 de mayo de 2017

Jacques Testart: la utopía del bebé sin fallos ACEPRENSA - 14.MAR.2014



1 Familia (2014). La utopía del bebé sin fallos. Un libro del biólogo francés Jacques Testard. Una seria llamada de atención ante el uso de la fecundación artificial para resolver problemas no médicos o con fines eugenésicos. Cfr. Jacques Testart: la utopía del bebé sin fallos ACEPRENSA - 14.MAR.2014 El biólogo francés Jacques Testart se hizo famoso en 1982, por ser quien hizo posible científicamente la concepción del primer “bebé-probeta” en Francia. A sus 75 años, ateo, más bien izquierdista, publica ahora un libro, Faire des enfants demain (“Hacer hijos mañana”, Ed. Le Seuil), que constituye una seria llamada de atención ante el uso de la fecundación artificial para resolver problemas no médicos o con fines eugenésicos. En una larga entrevista que le hace Anne-Laure Barret en Le Journal du Dimanche, Testart muestra su inquietud por la “fabricación de niños”. Al comienzo de su ensayo cita unas palabras de Jean Rostand: “No adoptemos aire de semidioses, cuando solo hemos sido aprendices de brujo”. Teme que las peores pesadillas puedan hacerse realidad, amparadas en un supuesto progreso médico: los humanos podrían ser pronto seleccionados como los animales domésticos o el ganado. o De la procreación médicamente asistida al eugenismo No está arrepentido de su colaboración en la procreación asistida médicamente. Piensa que, gracias a la fecundación in vitro (FIV), muchas parejas estériles han podido tener hijos. Pero le sigue molestando la publicidad de esa técnica, que no considera un gran logro científico. Actualmente, denuncia los excesos de la medicalización en el nacimiento de seres humanos: “Casi un tercio de las FIV se realizan sin indicación médica y, por tanto, son abusivas; si esperasen un poco, muchas parejas concebirían un hijo en su propio lecho”. Considera que el principio de cautela impone limitar estas técnicas a los que en rigor las necesiten. Y esto, sin considerar el ahorro que supondría, más aún si se tiene en cuenta la difícil financiación actual de la Seguridad Social, porque los laboratorios que comercializan las hormonas sintéticas ponen precios desorbitados. 2 En la actual eugenesia democrática y privada, los padres exigen un niño normal, eliminando embriones anormales Jacques Testart manifiesta su opinión negativa respecto a la procreación asistida en favor de parejas homosexuales, asunto ampliamente debatido en Francia. Considera una esclavitud aceptar la maternidad subrogada para dar hijos a varones, y un abuso de poder la inseminación artificial para mujeres. A su juicio, abre la puerta a la eugenesia. No se trata de una política de Estado, como en otros momentos históricos, sino de un eugenismo suave, democrático, sin dolor. “Un día, sus hijos serán seleccionados para evitar la miopía”, escribió Testart en 1986 en El embrión transparente, cuando la reproducción asistida daba sus primeros pasos. Añade ahora: “La realidad ha rebasado mis temores: en el Reino Unido, se puede hacer un diagnóstico preimplantatorio sobre un embrión concebido a través de FIV para evitar el estrabismo; en Estados Unidos, para elegir el sexo del futuro hijo”. Francia es un país más estricto en materia de bioética, pero los diagnósticos genéticos son cada vez más amplios: “Se puede eliminar los embriones portadores de un gen patológico, y también los que muestran riesgos estadísticos de cáncer. Pero todos portamos factores de riesgo para muchas enfermedades graves”. o Cómo un ateo coincide con muchos católicos Resulta casi inevitable para la entrevistadora comparar la postura de Testart con la de los católicos. De hecho, le pregunta si se une a la “cruzada por el embrión”. Pero el biólogo recuerda su condición de hombre de izquierda y su ateísmo. Lo que le inquieta es la fabricación de seres humanos a medida, con los posibles daños psicológicos en el futuro, por ejemplo, si el mejor hijo, elegido tras complejos cálculos de probabilidades, no consigue la máxima calificación en el examen de bachillerato. Más grave aún será la pérdida de diversidad entre los humanos, con sus genomas cada vez más “normalizados”. Esa clonación social conduciría a una uniformidad peligrosa a largo plazo. “De acuerdo con Darwin, la especie sobrevive solo por la diversidad, porque hay siempre individuos capaces de resistir a la fatalidad”. Por otra parte, “ciertas patologías eliminadas están acopladas a genes de resistencia a otras enfermedades. En un intento de protegerse de todo, se camina hacia la catástrofe”. Más prudente le parece a Testart mantener la limitación actual del ordenamiento francés, que permite utilizar el diagnóstico prenatal solo para una enfermedad propia de la pareja. 3 Testart advierte del abuso que supone emplear técnicas nacidas con una finalidad médica para resolver problemas sociales Ideas semejantes reitera en otra entrevista, publicada en el diario italiano Avvenire, en la que sale al paso de “la utopía de los hijos perfectos”. Muestra el paralelismo entre la eugenesia histórica, dolorosa y autoritaria, como en la Alemania nazi, y la actual eugenesia democrática y privada, “en la que los padres exigen un niño normal, eliminando embriones anormales”. Sobre el diagnóstico preimplantatorio afirma: “En general, no existe un gen absolutamente bueno o malo. Los genes tienen diversas acciones, todavía en gran parte desconocidas. Desconocemos las interacciones entre los genes. Por eso nos comportamos como aprendices de brujo. Además, los genes están influidos por el medio ambiente, con factores epigenéticos. El ejemplo más conocido es el de la peste en la Edad Media. En las aldeas, el 30% de las personas sobrevivió, sin duda por razones genéticas que no conocemos. Con el cambio climático, podrían propagarse nuevas enfermedades ante las que nos encontraríamos indefensos. Y en este contexto, fabricar individuos genéticamente similares tiene el riesgo de llevar a la muerte a la especie en dos o tres siglos”. o Problemas no médicos A la vez, advierte del abuso que supone emplear técnicas nacidas con una finalidad médica para objetivos distintos: por ejemplo, la congelación de óvulos de mujeres que no tienen ningún problema de salud, pero que, por razones profesionales o de otra índole, quieren dilatar el nacimiento de sus hijos: “No es un problema médico, sino una cuestión social. Habría que exigir al empleador que no impida la promoción de mujeres con hijos. Pero no es tarea de los médicos resolver ese tipo de situación”. Algo semejante sucede cuando se invoca la presunta desigualdad de la mujer respecto de los hombres, teóricamente fértiles durante toda su vida: “algunos ginecólogos pretenden compensar esta desigualdad con la técnica”. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana

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