martes, 27 de junio de 2017

Jesucristo es la respuesta que la Iglesia ha ofrecido siempre a la Humanidad, y también es hoy la respuesta que ofrece la Iglesia a la profunda crisis moral, política y económica que están viviendo Europa, e Italia en particular, en las últimas décadas. Para renovarse y resultar creíble, la Iglesia sólo tiene un camino: Jesús, resucitado de entre los muertos. Ésta es la conclusión a la que ha llegado el «Congreso Jesús, nuestro contemporáneo», organizado, del 9 al 11 de febrero (2012), por el Proyecto Cultural de la Conferencia Episcopal Italiana, con un variado panel de participantes, entre eclesiásticos, teólogos, filósofos, políticos o representantes varios del mundo de la cultura


1 [Chiesa/Testi/Gesucristo/JesúsNuestroContemporáneo (2012)CongresoItaliaAlfaOmega] Jesucristo es la respuesta que la Iglesia ha ofrecido siempre a la Humanidad, y también es hoy la respuesta que ofrece la Iglesia a la profunda crisis moral, política y económica que están viviendo Europa, e Italia en particular, en las últimas décadas. Para renovarse y resultar creíble, la Iglesia sólo tiene un camino: Jesús, resucitado de entre los muertos. Ésta es la conclusión a la que ha llegado el «Congreso Jesús, nuestro contemporáneo», organizado, del 9 al 11 de febrero (2012), por el Proyecto Cultural de la Conferencia Episcopal Italiana, con un variado panel de participantes, entre eclesiásticos, teólogos, filósofos, políticos o representantes varios del mundo de la cultura Cfr. Jesús, nuestro contemporáneo - Él es la única respuesta de la Iglesia Jesús Colina, Alfa y Omega, número 773, 16 de febrero de 2012 Jesucristo es la respuesta que la Iglesia ha ofrecido siempre a la Humanidad, y también es hoy la respuesta que ofrece la Iglesia a la profunda crisis moral, política y económica que están viviendo Europa, e Italia en particular, en las últimas décadas. Ante el desmoronamiento de instituciones y valores, simbolizado en el final de la Democracia Cristiana, en 1994, el entonces Presidente de la Conferencia Episcopal y obispo Vicario de Roma, el cardenal Camillo Ruini, comprendió que el desafío de la presencia y compromiso público de los católicos no dependía, en primer lugar y sobre todo, de la política, sino de la cultura. Si los católicos no viven una fe con una formación adecuada, su acción en la vida política, económica, acaba convirtiéndose en antitestimonio. Así es como nació el Proyecto Cultural de la Iglesia, que está sirviendo para renovar el catolicismo italiano desde sus mismos cimientos. A finales de 2009, esta iniciativa planteó a la agenda pública la cuestión de Dios, hoy, con un congreso en el que participaron expertos de diferentes ámbitos. Hace unos días, del 9 al 11 de febrero, en la Vía de la Conciliación de Roma, junto al Vaticano, el Comité para el Proyecto Cultural de la Conferencia Episcopal Italiana ha convocado a exponentes de la Iglesia, la política y la sociedad civil en torno a las preguntas centrales del cristianismo: ¿Quién es Jesús? ¿Verdaderamente resucitó? Sobre estas preguntas han debatido no sólo los más altos exponentes de la Iglesia en Italia, sino también miembros del Gobierno, entre ellos Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio; filósofos como Jean-Luc Marion; juristas como Francesco D’Agostino; o el último ganador del festival de San Remo, el cantautor Roberto Vecchioni. o La esencia del cristianismo Uno de los participantes en este Congreso, Romeo Astorri, profesor de Historia de los Sistemas y de las Relaciones entre la Iglesia y el Estado, en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Milán, explicaba en estos términos la importancia de la cuestión planteada: 2 los católicos sólo pueden tener incidencia social si viven su fe con autenticidad. «Cuando se da una intensa vida de fe -añade el catedrático-, nace la capacidad de ofrecer una evaluación, un juicio, incluso cultural, sobre la época en la que vivimos. El objetivo de este Congreso consistía en mostrar que este juicio sólo puede surgir del encuentro con Cristo, irrupción de lo divino en la Historia». El encargado de presentar las conclusiones del Congreso fue el mismo cardenal Ruini, ideador del evento, quien constató cómo la investigación actual está ofreciendo más que nunca los argumentos que ilustran el carácter científico de la historicidad de la resurrección de Jesús. En este sentido, el obispo anglicano y biblista Nicholas Thomas Wright, quien ha pasado una vida entera buscando y exponiendo los argumentos históricos de la resurrección de Cristo, fue particularmente incisivo. No sólo ofreció las pruebas históricas, sino que, a través de la investigación histórica, mostró cómo «son una auténtica locura las demás explicaciones que otros han ofrecido sobre los orígenes de la cristiandad». En el fondo, como subrayó también el cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán, la idea de un Mesías crucificado era tan descabellada, para los judíos como para los contemporáneos de Jesús, que sólo un hecho histórico irrefutable llevó a los discípulos a presentar esta verdad que cambió sus vidas. «También hoy la fe cristiana depende de la verdad del testimonio, según el cual, Cristo ha resucitado de entre los muertos», afirmó con claridad el cardenal Ruini. Gracias a su resurrección, los cristianos pueden decir que Jesús es su contemporáneo. De Jesús surgió un gran movimiento, una comunidad de hombres y mujeres que, después, ciertamente se fue fragmentando, pero que ha conservado una inextirpable tendencia a encontrar en Él la propia unidad». o El Mensaje del Papa Benedicto XVI se hizo presente en el Congreso con un mensaje escrito, en el que explica que «Jesús ha entrado para siempre en la historia humana y sigue viviendo en ella, con su belleza y potencia, en ese cuerpo frágil y siempre necesitado de purificación, pero también infinitamente lleno del amor divino, que es la Iglesia. La contemporaneidad de Jesús -añade el Papa- se revela de manera especial en la Eucaristía, en la que Él está presente con la Pasión, Muerte y Resurrección. Éste es el motivo que hace que la Iglesia sea contemporánea de todo hombre, capaz de abrazar a todos los hombres y a todas las épocas, pues es guiada por el Espíritu Santo para continuar la obra de Jesús en la Historia» «Muchas señales -añade el obispo de Roma- revelan cómo el nombre y el mensaje de Jesús de Nazaret, si bien en tiempos tan distraídos y confundidos, encuentran con frecuencia interés y atraen intensamente incluso a aquellos que no llegan a adherirse a su palabra de salvación». De aquí surge la llamada del Papa a poner en el centro de la cultura cristiana actual la elaboración de una comprensión profunda de Jesucristo, gracias a la íntima relación que se da entre la fe y la ciencia histórica. De este modo, según el Santo Padre, se puede «abrir a Dios un camino en el corazón y en la vida de los hombres», prioridad de su pontificado. Pero «no podemos encomendar nuestras vidas a un indefinido ente superior o a una fuerza cósmica», concluye. «Jesús es la llave que nos abre la puerta de la sabiduría y del amor, que rompe nuestra soledad y mantiene encendida la esperanza ante el misterio del mal y de la muerte». o Cristo y la Iglesia Cartel anunciador del Congreso 3 El Papa planteó la cuestión de la relación entre Jesús y la Iglesia, una de las cuestiones más complicadas para los hombres y mujeres contemporáneos, que con frecuencia admiran a la persona de Cristo, pero rechazan la institución de la Iglesia. El cardenal Angelo Bagnasco, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, explicó, al inaugurar el Congreso, que «Cristo sin la Iglesia es una realidad fácilmente manipulable y deformable, según los gustos personales. Por otro lado, la Iglesia, sin Cristo, se reduce sólo a una estructura humana y, como tal, a una estructura de poder». También la Iglesia, afirmó, puede quedar herida por el pecado: «El escándalo, las infidelidades, las fragilidades de los individuos son siempre posibles». La Iglesia, «santa y siempre necesitada de purificación», tiene la misión de convertirse en «trasparencia de Cristo». El gran desafío que tiene hoy la Iglesia ante el mundo occidental, añadió el Presidente de la Conferencia Episcopal, consiste precisamente en dar a entender su «carácter histórico». El cristianismo, no es ni una ideología, ni un grupo político, ni un sistema ético. Es la comunidad de los hombres y mujeres que se han encontrado con Jesús resucitado. El teólogo y monseñor Piero Coda, Presidente del Instituto Universitario Sophia, en Italia, aclaró en este sentido: «La contemporaneidad de Jesús no es una idea, ni siquiera una aspiración. Es un hecho tangible: algo, alguien, a quien puede verse, tocarse, comer en su sobrecogedora y silenciosa alteridad. La Eucaristía. Sólo así, Cristo en nosotros, pobres vasos de arcilla que acogen su gracia, se hace contemporáneo». El objetivo de la Iglesia, por tanto, consiste en hacer que Cristo sea contemporáneo de los hombres y mujeres. En esto consiste «su misión religiosa y civil». o Superada la idea de la superación de la religión Entre los presentes, se encontraba Adriano Fabris, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Pisa, quien confesaba a Alfa y Omega que ha venido a este Congreso por una profunda curiosidad. En el mundo de hoy, la religión vuelve a ponerse de moda, y en este encuentro la Iglesia católica ha mostrado a la sociedad cómo es capaz de interrogarse sobre sus mismos fundamentos. «En una situación sumamente compleja, como es la de la cultura occidental de hoy, en la que, por una parte, se da una indiferencia religiosa cada vez más grande y, por otra, una imagen de la religión sobre todo de carácter fundamentalista, lo que surge del congreso Jesús, nuestro contemporáneo es que Cristo representa verdaderamente una mediación encarnada entre Dios y el hombre». El catedrático constata que «el mundo de la cultura hoy se está dando cuenta de que no se puede prescindir de la religión. La idea de su superación ha quedado a su vez superada. El problema para el mundo cultural, académico, consiste en reconocer de manera seria lo que significa la religión cristiana a diferentes niveles: a nivel conceptual, a nivel de diálogo interreligioso, a nivel antropológico en las relaciones entre los hombres. La cultura de hoy está llamada a profundizar esta reflexión». Ésta es la pregunta que plantea el Congreso, una pregunta que en estos momentos plantean en particular los jóvenes a un mundo que no es capaz de ofrecerles respuestas. Jesús Colina. Roma

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