miércoles, 13 de diciembre de 2017

Los padres del siglo XXI Cfr. Alfa y Omega , n. 1050 – 7 de diciembre de 2017


Los padres del siglo XXI
Cfr. Alfa y Omega , n. 1050 – 7 de diciembre de 2017

Ø El 85,5 % de los madrileños pide una mayor presencia del padre en el hogar, según indica el último Informe Familia. Conciliación y paternidad  positiva son las claves para una nueva generación de padres.


Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

¿Cuál es el padre que piden los madrileños para el siglo XXI? El 85,5 % demanda de un padre más presente; el 77,7 %, más cariñoso, y el 64,8 %, menos autoritario. Para el 95 %, la mejor herramienta para conseguirlo es la conciliación laboral y familiar. Son datos del Informe Familia 2017, presentado la semana pasada en Madrid por el Instituto Universitario de la Familia con el patrocinio de la Fundación Casa de la Familia del Arzobispado de Madrid.
El informe, basado en una encuesta realizada en la capital con datos extrapolables a todo el territorio nacional, muestra que la mayor parte de los encuestados piensa que la ausencia del padre afecta al desarrollo personal y académico de los hijos, y que también influye negativamente en la relación con la pareja. Además, para nueve de cada diez personas, la clave de la paternidad es el tiempo de convivencia con los hijos, para lo que es necesario apostar por la conciliación familiar-laboral, la concienciación y la educación en la igualdad.
Pero estos datos no se quedan solo en las encuestas. Desde hace años se han multiplicado los hombres que han decidido optar por un nuevo modelo de paternidad, y son muchos los que han comenzado a plasmar por escrito en blogs sus vivencias como padres corresponsables, dando lugar a una comunidad virtual que inspira a miles de hombres en su lucha por mejorar su vida familiar y laboral.
Uno de ellos es Alfonso Sánchez, conocido como el hombre palet por el nombre de su blog, en el que recoge sus experiencias con la paternidad. Divorciado y vuelto a casar de nuevo, hoy se define como «un hombre feliz y un padre implicado al cien por cien en la crianza de mis hijas».
Alfonso desvela que «no es que antes yo no estuviera implicado, pero sí es verdad que me dejaba llevar en temas como la alimentación o las vacunas. Iba como a rebufo… A raíz de la separación vi que podía implicarme más con los críos y educarlos de la manera que mejor pensaba, con una crianza lo más natural posible».
Alfonso pasó hace años por una época profesional de alta intensidad, con jornadas de hasta 15 horas delante de un ordenador, «pero en un momento dado pude parar con todo eso y supuso un cambio total de vida. Monté un negocio por mi cuenta y ahora la prioridad principal la tengo clara: los niños, y no esa locura». Por eso desmonta la trampa del tiempo de calidad: «El mejor tiempo de calidad es pasar todo el tiempo que puedas con tu familia. Para mí es una alegría poder recoger a mi hija del colegio y que me cuente su día, eso es lo mejor».
Eso se traduce en una segunda jornada laboral, la que empieza al llegar a casa: «A veces se carga a la mujer con la responsabilidad de todo, y eso no puede ser. Nuestra misión como padres es cuidar a nuestra mujer y hacer todo lo posible en casa. Poner lavadoras y cocinar, y estar con los niños cuanto más tiempo mejor».
La relación con sus hijos ha cambiado también, porque «intentamos pasar las tardes juntos, haciendo actividades sencillas, prescindiendo incluso de las extraescolares, porque los niños no necesitan tanto eso como pasar tiempo con sus padres. Hemos ganado en calidad de vida y ahora no tenemos que meter prisa al niño para no llegar tarde a danza». De ahí que Alfonso reconozca que «es algo precioso disfrutar de tus hijos. Yo intento no perderme nada».

«Pasa más tiempo con tus hijos»
Raúl Díaz es otro de estos padres que cuelgan sus vivencias en internet. En su blog Vidas de familia numerosa cuenta cómo es su vida como padre de tres niños, y cuáles son las elecciones y las renuncias que ha hecho para que su mujer y sus hijos puedan tener un marido y un padre de calidad.
Raúl tiene claro que «esto no es cosa solamente de madres», y por eso anima a los padres: «Pasa más tiempo con tus hijos, haz lo imposible para pasar más tiempo con ellos. Parece difícil, pero siempre se puede más. Porque llegará un momento en el que los niños se harán mayores»; así que «concilia, reduce jornada, pide excedencia en verano, cambia de trabajo, busca tus opciones».
Padre de una niña de 5 años y de dos mellizos de 20 meses, Raúl dice con humor que «nuestra vida a veces consiste más en sobrevivir que en vivir». Y aclara: «Mi mujer y yo tiramos hacia delante como podemos, apoyándonos siempre el uno en el otro. A veces se nos hace difícil, pero nuestra prioridad es la familia», afirma con claridad. Para ello, en los últimos años han tenido que ir improvisando en su manera de conciliar: primero ella se cogió una excedencia que ha ido prolongando; luego él se cogió el permiso de lactancia, que puede ser compartido; después él se redujo una hora al día, y luego pasó a trabajar cuatro horas diarias mientras montaban de forma paralela un pequeño negocio de puericultura. Todo ello para poder estar juntos por las tardes, que los niños puedan estar con ambos padres y evitar así que la carga de la educación y de las tareas domésticas recaigan solo sobre uno de los miembros del matrimonio. «Es una lucha continua, porque tienes que estar mirando todo el rato tus posibilidades económicas, pero tenemos claro que es lo importante y qué no. Nosotros pensamos que el trabajo es un medio, y que hay que trabajar para vivir y no al revés. Es cuestión de prioridades, y para nosotros lo prioritario es la familia, aunque tengamos que estar más achuchados de dinero», explica Raúl.
¿Compensa pasar por tantas elecciones y renuncias? Raúl tiene claro que sí: «Compensa y mucho», por lo que lamenta que haya «tan pocos hombres que apuesten por la conciliación o que incluso opten por reducir su jornada laboral para estar con sus hijos. No existe tiempo de calidad suficiente como compensación a no poder pasar el tiempo suficiente con tus hijos. Parece que tienen que ser solo las madres las que tienen que sacar la familia adelante; que el padre es el que debe estar todo el día trabajando y luego llegar a casa tarde para el beso de buenas noches. Yo si viviera así, me lo perdería todo, y no quiero hacerlo».

La familia en datos

Un pueblo que no cuida de la familia, «va a la deriva», dijo el cardenal Carlos Osoro durante la presentación la semana pasada del Informe Familia (informefamilia.org). El estudio muestra que «la familia es algo moderno y necesario. No es una historia pasada», sino que es fundamental para la sociedad. «Hay que se proactivos en el trabajo por la familia. No basta con decir: “qué mal está esto”», dijo el arzobispo.
Uno de los datos más llamativos del informe es que el 42,5 % de las parejas no puede constituir un hogar como consecuencia del impacto de la crisis. En el caso de los jóvenes, los problemas económicos son un impedimento mayor, pues dos tercios de los menores de 35 años que viven con sus padres no puedan formar un hogar propio por este motivo.
El informe desvela, asimismo, que cerca de dos tercios de las personas está satisfecha con su pareja, aunque no esconde que la mitad de ellas ha sufrido al menos una crisis grave en su relación; un dato interesante es que la proporción de parejas que pensaron separarse y luego no lo hicieron es la mitad entre los católicos.
Entre las mayores dificultades que sufren las parejas está la larga jornada de trabajo (el 72,1 % manifiesta su insatisfacción por esta causa). A la hora de valorar las relaciones anteriores, los encuestados reconocen las malas relaciones actuales (68,7 %) y muestran su pesimismo (88,8 %) sobre la posibilidad de que algo o alguien hubiera ayudado a continuar su relación.



Las ventajas de la paternidad positiva

Experto en masculinidades y paternidad positiva: así se presenta Ritxar Bacete, uno de los encargados de presentar el Informe Familia 2017. Ritxar habla de un nuevo modelo de ser padre «que se está creando a raíz de las nuevas relaciones entre padres e hijos». Echando la vista atrás, observa que «partimos de un aprendizaje de la masculinidad en el que los cuidados y las emociones no han sido la prioridad, pero ahora se trata de legitimarnos en competencias expresivas, algo tradicionalmente vinculado solo a lo femenino».
Este modo de vivir la paternidad tiene «efectos muy claros y positivos en los hijos y en los padres. Hay evidencias científicas de ello, que muestran que este modo de apego tiene beneficios hasta en la salud». Todo esto se traduce en «estar presente, pasar horas juntos, cuidar…, y también cambiar la concepción del trabajo», porque «no estaríamos hablando de paternidad positiva si el hecho de ser padre no cambia en nada tu forma de trabajar».
El camino que han de recorrer los padres pasa por «adquirir las habilidades necesarias para cuidar. Esto exige un esfuerzo para aprender, responsabilizarte y hacerlo, y dedicar el tiempo suficiente para ser corresponsable en todo lo que necesitan los hijos».
Pero la paternidad positiva no se queda solo en la relación paterno-filial, sino que influye también en la pareja: «Hay evidencia de que las parejas igualitarias son más resistentes a las crisis y están más satisfechas con su vida en común y con su vida sexual. Además, la paternidad positiva refuerza el papel de la mujer, y reduce la posibilidad de violencia en la familia: a mayor presencia del padre en el hogar, menos violencia. Incluso las hijas de hombres presentes es menos probable que sufran violencia machista, porque buscarán parejas igualitarias y pacíficas. Y también hay datos que indican que los miembros de estas parejas viven más años».
Para Ritxar, «esto no es un simple discurso, sino que hay mucha evidencia científica. Hasta la propia bilogía masculina se transforma: descienden los niveles de testosterona y aumentan las hormonas del cuidado y del bienestar. ¡No hay más que ventajas!».





Vida Cristiana

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